martes, 9 de diciembre de 2008

Les Luthiers: una alegría efímera

Cuando empezó el rumor de que vendría Les Luthiers al Centro del Conocimiento fue toda una suerte de revolución: mis viejos se querían venir a toda costa desde Wanda y con mis amigos planeamos decenas de formas de llegar, acampar, comer, lo que sea, con tal de tener un buen lugar para ver a esos tremendos y geniales humoristas.

Cuando fue confirmado, cuando todos supimos que el lunes 8 de diciembre pisarían Posadas, sólo quedó espacio para la ansiedad creciente, el repaso de cada uno de los sketches y la organización para llegar. Entre “
This is the pencil of Ester Psíscole”, los “pastelitos dulces” del explicao, las aventuras de Johan Sebastian Mastropiero y el resto de la gama de personajes y situaciones de Les Luthiers, todos fuimos preparándonos para el gran día.

Y el gran día llegó. Hizo mucho, mucho, mucho
calor. Cuando arribamos al Centro del Conocimiento, alrededor de las 18 junto con varios amigos/as, ya había casi doscientas personas sentadas con sus sombrillas, sus termolares y sus galletitas. Muchos habían venido desde otras ciudades y se habían instalado desde temprano, aguantando el intolerante sol, sólo para ver a una de las grandes apuestas artísticas del año por parte del gobierno misionero.

Una conferencia de prensa al mediodía. Carteles por toda la ciudad. Cierre del predio para que nadie entrara y únicamente esperara acalorado en el césped el comienzo del show. Así fue el armado de la llegada de Les Luthiers. Ya todos lo decían: “
Aprovechemos, quizás sea la única vez que vengan. ¡Encima gratis! Seguro habrá costado un montonazo de plata”. Efectivamente, costó mucha plata. Mucha.

Lo que ocurre es que Misiones no tiene malos índices de desnutrición infantil, sueldos, servicios de salud, enfermedades, etc. No, no. Por eso se pudo gastar tanto dinero en traer a Les Luthiers...


En fin. Supongamos que se está invirtiendo en todo aquello y entonces sí hay un changüí para que puedan traer a Les Luthiers. Bárbaro. Ahora, ¿no habrá sido demasiado ruido para tan pocas nueces? Es decir, el show
apenas duró poco más de una hora. Arrancó pasadas las 21.30hs. y terminó cerca de las 23 hs. Cuando apenas habíamos comenzado a disfrutar a pleno, todo se acabó.

Obvio, casi ni es necesario explicitarlo, que los pocos números que hicieron los Les Luthiers fueron espectaculares, brillantes y delirantes. En ese sentido, valió la pena bancarse al sol y el estar en cuclillas entre la gente que sí había llevado reposeras y no dudaba en gritarle aireadamente a aquel que estaba parado para que se sentara.

Pero ya que se hizo el esfuerzo humano y económico. Ya que se utilizó dinero del Estado provincial, que tanto se necesita en otras áreas sociales, por lo menos hubiera sido satisfactorio ver todo un espectáculo de Les Luthiers y no sólo un breve popurrí.

Fue una pena que durara tan poco. Semejantes humoristas-músicos, semejante trayectoria, semejante convocatoria, semejante expectativa, semejante calor. Todo era muy grande, como para que se acabe tan rápido.